Una buena actitud facilita el trabajo y enriquece las relaciones.

Cualquier problema que se presente, siempre será más fácil enfrentarlo y resolverlo con una buena actitud.

Siempre he creído que el nivel del ingreso de una persona va en relación directa a la capacidad que ésta persona tiene de resolver problemas. Los problemas en el trabajo son una bendición, gracias a ellos podemos apoyar a nuestros clientes y que vean lo valioso que es nuestro servicio, podemos comprometernos para que el problema se resuelva con celeridad y eso demostrará a nuestro cliente nuestro compromiso para que las cosas fluyan de manera positiva, podemos empoderar a otros departamentos de nuestra empresa para que actúen rápidamente en favor de nuestro cliente y el que los problemas no lleguen hasta la Dirección General de la empresa hablará favorablemente de nuestra labor como empleados comprometidos con la organización, pero considero que para que esto que apunto se dé, lo que se requiere es una buena actitud.

Hay un dicho que reza “si la vida te da limones haz limonada” y si lo mexicanisamos habrá que exprimirlos, servirlos en un caballito e incluir tequila y sangrita, el punto es que es inevitable que en la vida se nos presenten retos por enfrentar, pero la actitud con que nos prestemos a resolver los retos hace una gran diferencia.

Tu actitud ante la vida es una termómetro de tu capacidad de ser feliz.

Hay personas que preferimos evitar, no nos gusta estar cerca de ellas porque todo el tiempo están buscando lo malo, quejándose de lo que les sucede y sobredimensionando sus problemas. Hay otro tipo de gente de la cual nos encanta rodearnos, siempre están felices, le buscan el lado positivo a la vida, te dan consejos, son congruentes entre lo que dicen y lo que hacen y normalmente las cosas les salen bien. La diferencia entre estas 2 personas es la actitud con la que viven su día a día y es tan importante que su actitud determina si son un imán que atraen gente a su vida o bien sufren rechazo por parte de las personas que están en su entorno.

Una sonrisa, estrechar la mano con seguridad, mirar de frente a la persona con la que se esta conversando y hablar bien de nuestra empresa y de nuestro producto o servicio son elementos fundamentales para iniciar una buena relación de negocios. Como en las relaciones humanas y sentimentales, en los negocios nos gusta tratar con gente afable, por supuesto no queremos un payaso que nos haga reír pero que sea ineficiente en su trabajo, lo que buscamos es alguien digno de confianza que conozca de lo que esta hablando, tenga un trato ameno y resuelva los inconvenientes que se vayan presentando.

Hay otro dicho que dice “una mala actitud es como un auto con un neumático sin aire, no vas a avanzar hasta que lo cambies” El decidir con que actitud voy a ver el mundo día a día es una decisión personal, revisa lo que dices, como lo dices y se consciente de la retroalimentación que recibes, para que poco a poco vayas mejorando tu actitud en todas tus relaciones tanto de trabajo, como familiares, de amistad, etc. te darás cuenta que conforme cambies el mundo cambia contigo.

Disfruta tu trabajo, resuelve con entusiasmo los retos que se te presenten y llegaras a tus metas fácilmente.