Cuando tú lo crees, lo creas.

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24 Nov 2019

Muchas veces las cosas van bien pero estás enfocado en aquellas cosas que no están al 100%, enfócate objetivamente en los avances.

El juez más duro que tenemos somos nosotros mismos. Un buen mecanismo de defensa que tenemos es buscar dimensionar las cosas tal vez no desde un punto de vista positivo sino enfocándonos en aquello que no se ha logrado avanzar. Pero en ocasiones hay avances sustanciales que no eres capaz de notar por enfocarte en los problemas que se tienen y eso te agobia y te hace sentir que por más trabajo que se tenga las cosas no evolucionan y puede afectar tu estado de ánimo.

Hay que establecer metas en el tiempo que podamos medir para ver el grado de avance en el que vamos. Por ejemplo si estamos a cargo de un proceso debemos de establecer en la planeación cuál va a ser el alcance que se va a tener. Todos los procesos son mejorables, conforme evoluciona la empresa, los productos, la competencia, la distribución, la regulación, etc. Nos va a obligar a modificar el proceso, por lo que un proceso va a estar en constante evolución, es por ello que debemos tener claros los alcances para terminar al punto que se estableció como meta y no considerar que no se ha terminado un trabajo que va a requerir constantes adecuaciones.

Debes buscar establecer metas claras que puedas ir midiendo en el tiempo y que sean alcanzables. Cada meta conquistada debe ser un momento de festejo con tu equipo de trabajo, la motivación los mantendrá avanzando.

Vivimos en un mundo en donde si lo haces bien es parte de tu trabajo pero si lo haces mal van a llover quejas, castigos, etc. Por supuesto es  parte del trabajo hacer las cosas bien y es parte del deseo de evolución humana buscar obtener en cada ocasión mejores resultados. Por ello debes buscar la manera de poder medir tu trabajo y el de tu equipo si estás a cargo de un grupo de personas y se vale festejar los logros, ya que en la medida en que haya conciencia del camino avanzado se entenderá que vamos caminando hacia una meta y que estamos cada vez más cerca de lograr los objetivos.

Cuando el reto que tienes enfrente es muy grande y va a llevar mucho tiempo lograr dejar las cosas funcionando como deseas, es cuando más motivación debemos buscar tener. Al principio hay paciencia, el equipo entiende la magnitud del reto y todos están alineados para lograr el resultado. Pero con el paso del tiempo las relaciones con el equipo se van desgastando, las personas consideran que no todo el equipo está poniendo la misma energía, hay menos paciencia y los nervios está a flor de piel. Es en esos momentos donde debemos tener claro hasta donde hemos avanzado y cualquier señal del exterior que nos permita ver el gran trabajo que se ha realizado debe compartirse con el equipo para volver a levantar los ánimos, reagruparnos y seguir con el esfuerzo por terminar lo que ya llevamos avanzado.

Cuando uno tiene la oportunidad de vivir grandes retos, cuando se logra el objetivo uno puede tener claro que fuimos parte de esa conversión, la confianza en nuestro trabajo se vuelve más grande y nos queda claro que podemos enfrentar nuevos retos de grandes magnitudes ya que el pasado nos ha preparado para eso. Busca ser un agente de cambio en la empresa en que te desenvuelvas, no temas lo grandes retos, ellos son los que te van a ayudar a darte cuenta quién eres en realidad.

Busca formar parte del equipo que tenga los retos más grandes en tu empresa, cuando logres el objetivo habrá valido la pena el trabajo por aquello en que te convertiste en el camino.