Calma

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28 Abr 2019

En los momentos de más trabajo y tensión es cuando no hay que desesperarse, es importante tomarse un minuto, respirar profundo, tener calma y seguir.

Las peores tormentas nos las generamos nosotros mismos en nuestra cabeza cuando entramos en desesperación. En momentos de mucho trabajo o estrés hay personas que no pueden pensar con claridad ya que el cúmulo de cosas que tienen que hacer los desespera. En estos momentos es fácil que se tomen malas decisiones, que se insulte a una persona, que se pierda la paciencia entre muchas otras salidas que le podemos dar a la tensión a la que estamos sometidos.

Lo más importante es que logres darte cuenta que te sientes presionado, de esa manera tendrás conciencia del momento que estas viviendo. Una vez que lo sabes debes evitar tomar decisiones precipitadas. Cuando estás sujeto a mucha presión, debes revisar un par de veces lo que vas a decir, lo que vas a escribir y las decisiones que vayas a tomar. Es importante que escuches el punto de vista de tus compañeros de trabajo, en ocasiones el querer correr te hace precipitarte y no calar profundo, lo que genera que el problema por el que estás pasando se haga más grande o la solución no sea la adecuada.

Recuerda que tu nivel de sueldo va en función a tu nivel de responsabilidad, poder detectar problemas y tener la capacidad de resolverlos es la puerta para crecer en tu empresa.

Cuando sientas mucha presión, date un minuto para respirar profundamente. Con esto logras 2 cosas, la primera tener conciencia del momento que estás viviendo y que te sientes presionado, la segunda mandarle a tu cuerpo el mensaje de que ya te diste cuenta que hay alertas encendidas y que te vas a dar un minuto para reenfocarte y salir del momento de desesperación. Conforme lo vayas practicando podrás ver que las cosas se resuelven más fácilmente ya que estas enfocado.

Hace algunos años fueron unos monjes tibetanos a la  Ciudad de México a dar un concierto de música tibetana. La noche anterior a su presentación hubo un temblor que encendió la alarma sísmica. Muchas personas se sorprendieron ya que los monjes salían vestidos a la calle durante el desalojo que se dio en la madrugada. Tras la presentación en la rueda de prensa un periodista les preguntó a los monjes si dormían vestidos y él les contestó que no, pero que al escuchar la alarma, se vistieron y salieron sin entrar en desesperación, es decir estas personas están tan acostumbradas a mantener la calma por el nivel tan profundo de meditación que tienen, que sin perder tiempo y enfocados lograron vestirse y salir al mismo tiempo que los demás salían despavoridos.

La anécdota anterior nos muestra que cuando logramos entrar en un estado de calma no seremos más lentos en lo que hacemos, seremos más eficientes ya que el nivel de concentración es mayor. Práctica intentar poner tu mente en calma, ve silenciando tu cabeza para que logres enfocarte en lo que requieres, no entrés en desesperación y cuando lo hagas ten conciencia de ello y cámbialo. Lo anterior te hará crecer como persona, pareja, empleado y mejorará tu vida.

Cuando entres en desesperación, respira profundo, exhala el aire con tranquilidad, permite que tu cuerpo se deshaga de la tensión, relájate y ya que lo logres, enfócate y  sigue con tus tareas.